LA REPUBLICA LIBERAL 1930 - 1946
LAS NUEVAS FUNCIONES DEL ESTADO
El Estado en Colombia había evolucionado hacia la forma unitaria
y centralista
a partir de la constitución de 1886 y dado pasos de avance con
la reforma
constitucional de 1910; no obstante ello, carecía
de los instrumentos suficientes
para extender su acción a los distintos planos de la vida
nacional y adecuarse
a las nuevas situaciones derivadas del desarrollo de la economía
y de la aparición
de nuevos grupos sociales.
En este sentido el Estado había realizado algunos intentos por crear
organismos
estatales a través de los cuales el Estado ejerciera
control sobre diversas
actividades vitales para el país. Esto se cumplió
de manera relativa, por ejemplo,
durante la administración del presidente Pedro Nel Ospina
(1922 - 1926), a
través de la misión
Kemmerer. Bajo su orientación fue creado el banco estatal,
A pesar de tales intentos por desarrollar un Estado
independiente y capaz de
proyectarse en su acción en los diversos niveles de la vida
nacional, el hecho
es que su acción tenía límites internos y externos. Esto puede
verse, por ejemplo,
en la autonomía con que contaban los municipios, los
que podían contratar
empréstitos internacionales sin la
intervención de la autoridad central. En lo
externo, en la medida del incremento cada, vez mayor del poderío
de los Estados
Unidos, se puede ver el papel del Estado, de intermediario, en
lo que toca a las
relaciones entre el sector externo y los grupos nacionales del
poder económico.
Esta situación se manifestó
agudamente en la crisis de 1928, que enfrentó a los
trabajadores del banano y a la United Fruit Co., conflicto en
el cual el Estado
jugó un papel subordinado a los intereses
extranjeros. Al llegar al poder en los
años treinta, el liberalismo va a
ensayar la modificación de estas relaciones,
tanto en lo interno como en lo externo, pero sin alterar en lo
sustancial las
relaciones de dependencia con los Estados Unidos.
B. DEL GOBIERNO DE OLAYA HERRERA A LA "REVOLUCIÓN
EN MARCHA"
Ya se han señalado algunos elementos que provocaron
la crisis política del
conservatismo y su caída del poder en 1930, con la división
del partido
conservador en dos candidatos a la presidencia, y el ascenso
del liberalismo
en el mismo año.
Se podría decir que la administración
Olaya Herrera fue el momento de transición
que, una vez agotado, condujo a una experiencia más
radical: la experiencia
política de la "revolución
en marcha", como se ha conocido popularmente la
primera administración del presidente Alfonso López,
iniciada en 1934. Desde el
punto de vista político el gobierno de Olaya no representó
una ruptura con el
modelo consagrado por la hegemonía conservadora que finaliza en los
treinta.
Ni su actitud ante el sector exportador fue desfavorable, como
tampoco su
política frente a las compañías
extranjeras, que se vieron favorecidas por su
gobierno; quizás mucho más
apoyadas que en la época de Marco Fidel Suárez
y su concepción de la "estrella polar",
hasta el punto que en 1931 se votó una
ley que favorecía a dichas compañías
con la ratificación de la concesión
Para caracterizar el período representado por Olaya, digamos que
su gobierno
se define como un gobierno de "concertación
nacional" en el que liberales y
conservadores comparten los cargos públicos,
en el que las distintas tendencias
intrapartidarias coexisten sin llegar a los enfrentamientos que
van a caracterizar
el período del presidente Alfonso López
Pumarejo, tanto dentro del liberalismo
como entre el liberalismo y el partido conservador.
LA "REVOLUCIÓN EN MARCHA"
EL PROGRAMA AGRARIO
En el paquete de medidas propuestas por el liberalismo Lopista
durante
la campaña presidencial, un programa central
fue la cuestión de cómo
llevar a cabo reformas que desarrollaran la producción
agraria en el país.
Ya antes de la caída de la hegemonía
conservadora algunos pensadores
liberales se habían referido al problema del campo y de
la alimentación
del creciente aumento de la población
colombiana y, en particular, al
problema de las condiciones de vida del campesino dentro del
contexto
de la estructura de la tenencia de la tierra a que nos hemos
referido en páginas
anteriores. Alejandro López, uno de los primeros escritores
que intentara
analizar la realidad nacional en términos
modernos, en su libro Problemas
Colombianos, publicado en 1927, había
hecho énfasis en la necesidad
LA REFORMA TRIBUTARIA
Dentro de su política de intervencionismo económico
estatal, el presidente
López Pumarejo -vale decir, el sector más
progresista del liberalismo- puso
en marcha un paquete de medidas que tendían a
hacer más equitativo el
régimen impositivo del país,
como una contribución al desarrollo económico
nacional y al fortalecimiento del Estado nacional.
Tradicionalmente las clases altas poco habían
participado en el régimen
de impuestos, concentrándose la mayor carga fiscal en los
sectores más
pobres de la nación. Estas medidas encontraron la
resistencia de los grupos
de empresarios y propietarios más retardatarios, sin distingo político
alguno.
La oposición contra estas medidas se organizó
en torno a una organización
de propietarios y empresarios, la APEN, que se constituyó
al mismo tiempo
en oposición política al régimen
lopista, y que jugaría un papel importante
en el proceso de conservatización del país, al aliarse con el partido
conservador y al procurar la derechización del
liberalismo.
Las medidas en cuestión finalmente se pusieron en vigencia
al aprobar el
Congreso la ley 78 de 1935, que modificaba las tarifas de los
impuestos para
las rentas altas, establecía el impuesto a las utilidades y se
creaba el de
patrimonio, que complementaba el de la renta. Aparte de la
cuestión relativa a
la equidad social, estas medidas apuntaban tanto al
fortalecimiento del fisco
como al incremento del ahorro interno, vital para los proyectos
de desarrollo
trazados por el sector avanzado del liberalismo.
LA REFORMA DE LA EDUCACIÓN
Otro de los problemas claves para la óptica
liberal, problema que habían
planteado en su momento los -radicales del siglo pasado, era el
de las
relaciones entre el proyecto económico - social y la educación.
Se trataba de
adecuar el sistema educativo a una concepción
filosófica más conforme
con las necesidades del desarrollo de un país
atrasado, tanto en la vida
económica y social, como en la cultura y la
ciencia moderna. En esto parecía
haber un consenso en el sentido de que la nación
no podía afrontar el reto
del desarrollo con un sistema educativo proclive a la
especulación y al
olvido de las necesidades reales de las gentes.
Para Alfonso López y su equipo de reformadores la
educación no podía
reducirse a lo meramente académico o a la enseñanza
verbalista de una
élite sabia ilustrando un pueblo
ignorante. Se trataba más bien de una
participación nacional -por vez primera se piensa
en el rol de la mujer-
que hiciera posible la formación de una masa de técnicos,
especialistas y
profesionales ligados al impulso del desarrollo capitalista y,
en general, al
desenvolvimiento de una cultura moderna y crítica,
desde el punto de vista de
su visión liberal del desarrollo social.
LA REFORMA POLÍTICA
Hasta 1936 el país se había regido por la Carta Fundamental de
1886,
constitución que traducía
perfectamente el carácter señorial de la nación
colombiana. Las reformas hechas a la Constitución
del 86 en 1910,
intentaron de alguna manera dar cabida a los elementos de
racionalidad
moderna que emergían lentamente del seno de la vieja
sociedad patriarcal.
Pero hacia la tercera década del siglo XX, esas reformas ya no
fueron
suficientes para expresar los nuevos intereses y las diversas
clases y
sectores que surgían a la vida económica
de nuestro país; por otra parte,
el nuevo Estado carecía del instrumento político
fundamental que le
permitiera llevar a cabo su proyecto económico
y social legalmente. La
reforma a la constitución de 1886 que tuvo lugar en 1936, fue
el instrumento
que permitió a la "revolución
en marcha" poner en práctica la reforma de la
sociedad colombiana.
Republica Liberal
En 1930 se produce un cambio político que pone fin a casi medio siglo
de gobiernos conservadores. La conjunción política de un gobierno liberal y democrático,
y un parlamento homogéneamente liberal, fuertemente
influenciado por las ideas socialdemócratas de la época,
facilitaron la introducción de figuras como la función
social de la propiedad, el derecho de huelga, el derecho de asociación,
la intervención del Estado en la economía,
el sufragio universal para los hombres, la reforma a la educación
-que le devolvía al Estado colombiano su control
fiscalizador sobre la educación, que había
perdido desde la Constitución de 1886- y el Concordato, firmado el
año siguiente.
Con el gobierno de Alfonso López Pumarejo, entre 1934 y 1938, se
inicia un período de la historia del país
conocido como la República Liberal, durante el cual se llevó
a cabo una serie de reformas en la estructura general del país;
la más importante fue la reforma constitucional de 1936, que
adecuó la carta política a las exigencias económicas,
políticas y sociales producidas por las transformaciones
propiciadas desde 1930.
La República Liberal promovió
grandes transformaciones, con el fin de ampliar la cobertura escolar y bajar
las tasas de analfabetismo. La educación fue considerada el medio ideal para “aprehender
la realidad nacional” y lograr una mayor integración
territorial y social. Estas reformas permitieron el ingreso de la mujer
colombiana a la educación superior, el establecimiento de los
colegios y escuelas mixtas, y la abolición de las discriminaciones raciales,
religiosas y de origen en las instituciones escolares.
Piezas claves en la reforma educativa fueron la modernización
de la Universidad Nacional y de las escuelas normales, muchas de las cuales
pasaron a manos del Estado. El cambio más significativo en este campo se dio
en la Escuela Normal Superior, que contó con la colaboración
de una serie de intelectuales europeos que huían del fascismo y aportaron
conocimientos en disciplinas nuevas en el país, como la antropología,
la sicología y la geografía.
En 1946, tras la división del partido Liberal para ir a las
urnas, asume el poder el partido Conservador, que finaliza este período
con disputas políticas, censura a la prensa y una nueva
etapa de violencia, que se exacerbó con el asesinato del líder
popular del liberalismo, Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948. Este hecho
es conocido como “El Bogotazo” o “Nueve
de Abril”.
Entre 1949 y 1953, miles de ciudadanos son desplazados del
campo, pues se arrecia en todo el país la violencia política,
enfrentando a bandos formados por seguidores de los dos partidos políticos.
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