miércoles, 29 de abril de 2015

La Revolución En Marcha

Alfonso López Pumarejo fue elegido presidente en 1934 para un periodo de cuatro años. Fue el segundo gobierno de la llamada República Liberal y se presentó ante los ciudadanos abanderado con la consigna de la “Revolución en Marcha”, cuatrienio que se presenta ante la historia como progresista, cuando lo cierto es que en el período se dio cumplimiento a las imposiciones que pesaban sobre el país en contra de la independencia y el interés nacional. Era el imperialismo quien imponía la llamada “modernización del Estado”, con el objetivo de que fuera el ente público el que sirviera de garante a sus manipulaciones económicas y al saqueo sin límite de nuestros rec
ursos naturales y humanos.

En concreto, el gobierno de López reconoció constitucionalmente las exigencias del imperio. Por ejemplo, reformó la educación pero negó la autonomía universitaria, una de las banderas que el Partido Liberal había propuesto en las campañas electorales.
Con la Ley 200 de 1936 puso en marcha una espuria reforma agraria, que tan solo sirvió para engañar a los campesinos y contener el auge de sus luchas. No sin razón el jefe de la UNIR en ese entonces, un joven parlamentario llamado Jorge Eliécer Gaitán, calificó como gran farsa la consigna de la Revolución en Marcha.
También en 1936, el gobierno de López suscribió un tratado de libre comercio con Estados Unidos, antevente del TLC actual y con las mismas características. Fue un acuerdo tan leonino y desventajoso, que el gobierno de Ospina Pérez se vio obligado a denunciarlo en 1948.


López, con el apoyo de las mayorías liberales en el Congreso, logró sacar adelante una reforma a la Carta de 1886, que definió la propiedad como una función social dándole vigencia a la expropiación, aun cuando en muy contados casos. Lo principal de esta reforma, a tono con la doctrina keynesiana que había puesto en boga el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, fue el haber establecido el derecho del Estado para intervenir en la economía. López se preocupó además por codificar en un cuerpo único la legislación laboral y por hacer algunas concesiones en este campo, principalmente para mantener de su lado, como en efecto lo logró, a la influyente Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC, donde estaban aliados liberales y comunistas. Como una muestra, dio vida constitucional al derecho de huelga, pero restringiéndosela a los trabajadores de los servicios públicos. La tendencia laica se hizo notoria y López normatizó las relaciones entre Iglesia y Estado. Dispuso la libertad de enseñanza, dándole carácter gratuito a la educación en las escuelas del Estado. Definió y estableció el sufragio universal para varones, y para las mujeres el derecho de acceder a los cargos públicos.
Bibliografia:http://www.eumed.net/libros-gratis/2008b/388/La%20revolucion%20en%20marcha.htm

Consultado:Sebastian Sanabria 27/04/2015




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